Después de esperar varios fines de semana y tras ver que el gran nevero de la Carihuela no se derretía, cosa que comprometía nuestra seguridad, decidimos hacer el recorrido por la parte opuesta, es decir desde Capileira.
Después de madrugar, nos sentamos en el pueblo para tomar un merecido desayuno y guardar energías, que falta nos haría.
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