Puesto que la mejor forma de conectar la comarca de Granada con el mar era una línea ferroviaria, desde 1916 la Compañía ya venía anunciando la construcción del ferrocarril hasta Motril, para poder así aprovechar al máximo las posibilidades que iba a ofrecer el puerto, cuyas obras de ampliación estaban terminándose por aquél entonces. Pero el destino de la conexión ferroviaria con Motril iba a ser bien distinto: el 18 de diciembre de 1924, TEGSA celebra una Junta General de carácter extraordinario en la que se aprueba la construcción del ferrocarril aéreo desde Dúrcal y a Motril, con ramal a Órgiva.
El drástico cambio de planes de
la Compañía es algo que no puede explicarse completamente con los datos
disponibles. Por un lado esta muy claro que la prolongación de la línea
ferroviaria hasta el mar hubiera supuesto una inversión descomunal,
probablemente imposible de conseguir, debido a la complicada orografía del
terreno que debía atravesar1 . Por otro lado parece ser que la competencia que
para el puerto de Málaga suponía la conexión ferroviaria del puerto de Motril
con el interior pudo tener su influencia en la solución finalmente adoptada.
La maquinaria fue adquirida en 1924 a la firma milanesa “Ceretti e Tanfani”. El sistema escogido para la instalación fue el tricable: dos cables portadores o carriles y uno tractor montado en anillo. El proyecto, realizado por el Ingeniero Jesús A. Aguirre, fue aprobado por Real Orden el 22 de febrero de 1926. El Cable, que ya venía funcionando en pruebas desde 1925, se inaugura el 17 de abril de 1927, con la presencia del Ministro de Fomento Diego Benjumea Burín, Conde de Guadalhorce. Contaba con seis estaciones: Dúrcal, Tablate, Central (también conocida como Rules, lugar del empalme del ramal a Órgiva), Gorgoracha, Azucarera del Pilar y Puerto de Motril. Con ello, la línea quedaba dividida en cinco secciones:
Antigua estación de ferrocarril de Durcal. |
La maquinaria fue adquirida en 1924 a la firma milanesa “Ceretti e Tanfani”. El sistema escogido para la instalación fue el tricable: dos cables portadores o carriles y uno tractor montado en anillo. El proyecto, realizado por el Ingeniero Jesús A. Aguirre, fue aprobado por Real Orden el 22 de febrero de 1926. El Cable, que ya venía funcionando en pruebas desde 1925, se inaugura el 17 de abril de 1927, con la presencia del Ministro de Fomento Diego Benjumea Burín, Conde de Guadalhorce. Contaba con seis estaciones: Dúrcal, Tablate, Central (también conocida como Rules, lugar del empalme del ramal a Órgiva), Gorgoracha, Azucarera del Pilar y Puerto de Motril. Con ello, la línea quedaba dividida en cinco secciones:
- Primer trozo (Dúrcal-Tablate): 9.069 m
- Segundo trozo (Tablate-Estación
Central): 6.849 m
- Tercer trozo (Estación
Central-Gorgoracha): 11.310 m - Cuarto trozo (Gorgoracha- Azucarera del Pilar):
3.505 m - Quinto trozo (Azucarera del Pilar-Puerto de Motril): 2.673 m - Ramal
Estación Central-Órgiva (inaugurado en 1929): 5.549 m La línea disponía de 240
castilletes de hierro de alturas comprendidas entre los 5 y los 33 m. Otra de
las características singulares de la línea era el gran vano que utilizaba para
salvar el Barranco de la Negra (900 m)2 . El trazado del Cable queda recogido
en la Figura 1. La tracción se conseguía por medio de motores asíncronos de 250
CV situados en las mencionadas estaciones, proporcionando una velocidad de 3
m/s. La electricidad para el accionamiento de los motores procedía del “Salto
de Dúrcal”, y se distribuía a través de una línea de acompañamiento de 25.000
voltios, disponiendo de subestaciones eléctricas en Dúrcal, Rules (estación
Central) y Motril. En cuanto al material móvil, en el momento de puesta en
servicio, el Cable contaba con 300 vagonetas. Su peso máximo era de 1000 kg,
siendo su capacidad de carga de 700 kg. Cada vagoneta iba colgada de una
carretilla dotada con cuatro ruedas que circulaban sobre el cable carril, y de
una mordaza que la sujetaba al cable motor.
Las mercancías transportadas eran
sobre todo harina, caña, cementos y abono. Para potenciar el uso del Cable,
TEGSA inicia negociaciones en 1926 con la Sociedad DIPOR S.A. DE TRANSPORTES
DIRECTOS, de capital granadino. Fruto de estas negociaciones fue el
establecimiento de un servicio combinado de transporte de mercancías a través
del Cable entre Granada y numerosos puertos de España, Portugal, África,
Francia, Inglaterra y América. Este servicio ofrecía incluso la posibilidad del
transporte “puerta a puerta”, lo que da una idea de la moderna visión del
transporte que tenían quienes lo diseñaron.
A partir de 1932 se invirtió la
tendencia alcista del número de toneladas transportadas. Este descenso en los
tráficos fue debido principalmente a dos razones: por un lado, a partir de 1930
gran parte de la economía granadina entró en crisis (industria azucarera,
minería3 , e incluso la agricultura), lo que obviamente hubo de restar tráficos
a la red de tranvías en general, y al Cable en particular. Por otro lado,
mantener el buen funcionamiento del Cable era complicado, al tratarse de
tecnología extranjera y no disponer los operarios muchas veces ni de la
preparación técnica ni de los repuestos necesarios para garantizarlo.
Otro de los inconvenientes que
presentaba el cable era el de transportar las mercancías a la intemperie, con
lo que estaban sometidas a deterioro por parte de la lluvia, e incluso a
hurtos, debido a su pequeña velocidad de avance.
Durante la Guerra Civil, el cable
redujo drásticamente su actividad4 . Finalizada la contienda, la Compañía
acomete un plan de renovación del mismo, comenzando por la instalación en 1943
de un nuevo dispositivo motor en la estación de Tablate. Durante los dos años
siguientes se renueva gran parte del cable tractor y el cable vía. La situación
de limitación presupuestaria y carencia de repuestos con que se acometió este
plan de mejora queda demostrada por el hecho de que las secciones de cable que
se retiraban eran reparadas y vueltas a instalar en otros tramos. Con estas
mejoras, TEGSA pretendía regularizar y potenciar definitivamente el servicio.
Pero por estas fechas la industria azucarera, principal generador de tráficos
para el Cable, estaba ya en declive y el tonelaje transportado nunca volvió a
alcanzar los niveles de los años anteriores a la Guerra Civil. A partir de 1946
el déficit de la explotación del Cable se hace inasumible para la Compañía: los
ingresos sólo cubren una tercera parte de los gastos. Tras una reunión del
Consejo, este hecho se pone en conocimiento de la Dirección General de
Ferrocarriles, Tranvías y Transportes por Carretera, para ver si es posible
conseguir algún tipo de subvención, pero en tiempos de posguerra este tipo de
ayudas eran muy difíciles de conseguir. Al no contar con la ayuda necesaria, la
Compañía solicita el expediente de caducidad de la concesión. Por si fuera
poco, en julio de 1948 se produce una avería, cesando con ella el servicio
regular. La falta de materiales de repuesto impide su reparación. Las
Autoridades de Obras Públicas exigen a la Compañía su reparación y puesta en
marcha, pero en 1949 la compañía vuelve a solicitar el expediente de caducidad
de la concesión. En 1950 la paralización es ya total, concediéndose la
caducidad de la concesión en 1952. Poco después se procede al desmantelamiento
de las instalaciones de la línea, de la que hoy sólo quedan las cimentaciones
de algunos castilletes y las construcciones de hormigón de las estaciones
intermedias. Se cerraba así un capítulo muy particular de la historia del
transporte en España.
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