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Grabado de un Nevero de Sierra Nevada ( 1862 ). |
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Este antiguo oficio, del que la primera referencia escrita dejó un cronista italiano llamado Andrea Navarejo en 1526, consistía en ascender con caballerizas a las cumbres de Sierra Nevada, durante el verano y por la noche, para así evitar el riguroso calor del día, y una vez allí, cargar los serones de nieve para distribuirla por la ciudad.
Existen referentes escritos de este oficio en otros puntos de la península como Pamplona, Murcia, Jaén, Córdoba, Málaga o Almería. En esta última, concretamente en la Sierra de Gador, existió una próspera industria alrededor de la distribución de nieve, que acabó tras la tala indiscriminada de los bosques de encinas por el auge de la explotación minera de principios del siglo XIX. ¿ Pero que relación existe entre los bosques de encinas y la industria nevera? La nieve una vez recolectada, era almacenada en unos pozos de gran diámetro o bien se hacían grandes montículos que se cubrían con hojarasca; pero esto no era suficiente ya que necesitaban de sombra y frescor para que no se derritiese, función que cumplían los bosques “frondosos”.
En Granada, la nieve se usó de forma terapéutica y también como refresco, existiendo todo un comercio alrededor de ella. Un documento de 1728 refleja la comercialización de la nieve mediante concursos periódicos, lo que generaba un derecho de venta.
De este año en adelante, serán importantes personajes los que dejen testimonio escrito sobre el oficio de nevero: Washington Irving o Carlos Edmond Bossier ( importante botánico ) son algunos de ellos.
De todo este trozo de historia nos ha quedado “ El Camino de los Neveros”, el cual hoy en dia esta conservado y balizado pudiendo visitarse y “andarse” desde la Avenida de Cervantes a los Rebites y de aquí al Purche, y del Purche al Dornajo y del Dornajo... al Veleta.
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Pozo para guardar la nieve ( Sierra de las Nieves, Málaga). |
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